Santander, 1926 – Madrid, 2002.
Hija del pintor Gerardo de Alvear, estudia con él en su juventud. Presta especial atención a los clásicos. Expone desde 1949 en Argentina y España en diferentes galerías. Obtiene el Premio Sésamo de Madrid en 1959, el Premio Diputación de Palencia en 1962, la Medalla de la Villa de París en 1963 y la Mención Honorífica en el Concurso Unicef en 1969. El Museo de Bellas Artes de Santander celebra una exposición antológica de su obra en 1985 y la Fundación Tabacalera en 1990. Su última exposición la presenta la Diputación de Córdoba en 1999. Colabora con la Galería Arboreda desde 1985.
A principios de los años sesenta Luz de Alvear asiste en Madrid a una exposición que muestra la obra del pintor catalán Antoni Clavé y, como ella recordaba, ese momento da paso al comienzo de una nueva y definitiva etapa en su trayectoria. Estudia a Rouault, a los expresionistas nórdicos, los franceses de fin de siglo y el cubismo, para ir poco a poco sintetizando la forma y buscando la expresión. Su pintura se hace gruesa a base de capas que adivinan sutiles veladuras de color intenso. Trabaja un trazo amplio que sustituye al dibujo con acierto y alimenta su paleta con vivos colores para fortalecer los fondos y llenar su obra de una luz vibrante.
Luz de Alvear recrea el mundo cotidiano. Nunca buscó un rincón oscuro como hicieron los expresionistas más ortodoxos, sino que su obra se inunda de un candor fundado en la búsqueda de la armonía. Aparecen los niños con sus juegos, las madres observantes, las composiciones de flores y frutas y las escenas populares. Fue pintora independiente, de fuerte personalidad, que supo encauzar en su trabajo el impulso instintivo y el orden de la tradición.