Antonio Tenreiro

 La Coruña, 1923 – 2006.

        Licenciado en arquitectura en Madrid, Antonio Tenreiro desarrollará su profesión unida a la de la pintura, incluso esta última ejercida en mayor grado. Es en Madrid donde conoce a los pintores de la joven escuela madrileña. En 1952 consigue el Premio Nacional de Acuarela, del Ayuntamiento de Barcelona, en la I Bienal Hispanoamericana. Viaja con asiduidad, sobre todo a Suecia y Finlandia siguiendo las nuevas tendencias arquitectónicas y siempre cosechará gran éxito y reconocimiento en estos países con sus exposiciones. Lo hace también en Zurich, Viena, Malmö, Basilea, Oporto. En España en las galerías Bucholz y Biosca de Madrid, Barcelona, Gijón, Vigo. Caixavigo le dedica una antológica en 1990 y el Ayuntamiento de La Coruña en 1995. Es nombrado miembro de número en la Real Academia de Bellas Artes de Galicia.

   Antonio Tenreiro corresponde a la generación de los también coruñeses Lago Rivera y José María de Labra. Es común a ellos el destino que los empuja fuera de Galicia y aunque Tenreiro regresa, su pintura nunca entroncará con una escuela gallega de marcadas características que tiene en autores algo anteriores como Laxeiro, Seoane, Maside o Colmeiro fiel representación.

   Sus motivaciones estéticas son diferentes, quizá debido a su profesión de arquitecto que le lleva a viajar en unos años en los que el desconocimiento del arte de vanguardia en la primeras décadas de siglo era general. Tenreiro recordaba en más de una ocasión sus innumerables visitas a museos europeos donde descubre la obra de los grandes artistas: Nolde, Munch, Cèzanne, Marquet, Derain, Matisse. Estos hallazgos lo encaminan y le empujan a absorber las pautas del fauvismo y del expresionismo descubierto también en Madrid en la obra de Palencia u Ortega Muñoz. Abunda en colores vivos, rojos, azules, amarillos que construyen sus paisajes a base de una mancha sólida y fuertemente expresiva, a veces puramente sintética, aunque no sin dejar entrever la precisión de un magnífico dibujante. Trabaja del natural en pequeños formatos, busca la luz y la pura expresión de la materia que transmite un aire de lirismo y levedad.

   La obra de Antonio Tenreiro ha tenido sólida presencia en la Galería Arboreda desde sus comienzos y no es opinión infundada el considerarlo como uno de los más sobresalientes pintores gallegos en la segunda mitad del siglo XX.

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