Montcada i Reixac, 1927-2005.
Contribuyó a revitalizar la vida cultural de su ciudad como miembro de numerosas asociaciones tanto públicas como privadas. Es nombrado Hijo Predilecto de Montcada en 1997 y en 2007 se crea la Fundación Joan Capella. Expone en los Salones de Mayo de Barcelona, la tercera Bienal Hispanoamericana en 1955 y en diferentes galerías españolas. Pasa largas temporadas en Francia y trabaja con pintores que formaron la Escuela de París – Bores, Peinado, Viñes – de la que siempre se sentirá partícipe. Gracias a la inestimable colaboración de la Sala Dalmau de Barcelona con la que trabaja en exclusiva, se incorpora a Arboreda en 1997.
Tras una primera etapa académica, a comienzos de los años sesenta su obra comienza a manifestar una tendencia geometrizante tras el contacto con los artistas españoles que viven en París y este cambio marcará su trayectoria definitivamente. El cubismo sigue teniendo una gran prevalencia y Capella no es ajeno a esto. Los volúmenes pasan a ser manchas de color, a veces planas, que se salen de los bordes. Las figuras se resuelven incluso con dos planos de sombra y luz acertadamente dispuestos y demuestra una clara querencia por los interiores construidos con un intenso foco luminoso que divide la composición en ambientes íntimos y sugerentes. El análisis de los primeros cubistas es evidente en su pintura, aunque sería acertado decir que Joan Capella contrapuso a las graves y rigurosas atmósferas de aquellos pintores un soplo cálido y sereno que envuelve las figuras y las convierte en suaves evocaciones de un mundo interior pleno de emoción.