Suiza.
Comienza a trabajar con Arboreda en 1981. Por su sensibilidad y generosidad ha dejado un recuerdo indeleble de amistad en la Galería.
De carácter autodidacta su obra es fiel a la forma por encima de todo. Dibuja para componer y el sutil trabajo de veladuras confiere a su trabajo un sentimiento de alivio frente al mundo real. Blancos degradados, azules serenos, cálidos en reposo. Luz que limpia todo atisbo de crudeza y engrandece, y es por ello que su pintura se aleja del espectador en un afán de invitarle a participar de este sueño.
Recibe el Primer Premio de pintura del Fútbol Club Barcelona en 1986. Expone regularmente en Holanda, Suiza y Barcelona. Su obra litográfica merece una mención aparte por la magnífica calidad que consigue.