Antonio Valdivieso

Granada, 1918 – Madrid, 2000.

     Ingresa en la Escuela de Artes y Oficios de Granada en 1935 y se traslada diez años más tarde a Madrid como uno de tantos jóvenes pintores que buscan una oportunidad en los difíciles años de la posguerra. Pronto llama la atención su trabajo y en 1948 está exponiendo en la galería Bucholz con Lago Rivera, Lara, Guerrero y Palazuelo. En la década de los cincuenta participa en la Bienal de Sao Paulo y en la II Bienal del Mediterráneo con Grandío y Cristino de Vera. En 1961 participa en la exposición homenaje a Zabaleta. A lo largo de los años expone en Madrid con las galerías Theo, Faunas y Alfama. Su obra figura en el Museo Reina Sofía y en numerosas colecciones públicas. Colabora con la Galería Arboreda desde 1978.

En sus años de juventud se aventura en la abstracción pero pronto abandona para volver definitivamente a la pintura figurativa. Esta decisión, a él y a otros compañeros que siguieron el mismo camino, supuso que la crítica general les arrinconase en cierto modo para hacer sobresalir el conjunto de pintores informalistas que durante los años cincuenta y sesenta fueron la punta de iceberg en el arte que interesó mostrar de cara al exterior. Valdivieso manifiesta un dibujo impecable que afianza en su destacada obra sobre papel ( guaches, acuarelas, ceras y pasteles ). Su esquematismo es fruto de los aires cubistas bien entendidos. Una cuidada exquisitez en el trabajo del óleo se hace patente a base de veladuras, de luces que ahogan la atmósfera y confieren al conjunto de su obra un tacto de delicada sensibilidad y. Nada mejor que recoger las palabras que le dedicó el poeta José Hierro».

Lo que hay en cada cuadro de Valdivieso es el recuerdo de uno que no llegó a pintar; un cuadro sumergido en las aguas del tiempo. La pintura de Valdivieso es proustiana porque recupera melancólicamente lo que arrastran los años. Esos desnudos, por sus provocaciones, por su rotundidad, son de la misma raza que los de los venecianos, de los flamencos, de los impresionistas, de los novecentistas… Si tapamos casi toda la superficie de sus cuadros, excepto un fragmento en el que concentramos toda nuestra atención, no podemos saber si lo que vemos es carne o tela, cielo o madera, cristal o metal.

Valdivieso, pintor figurativo, no busca la imitación de las calidades que las cosas tienen en la realidad. Todo es un ensueño, la memoria de lo vivido y lo soñado y lo imaginado traducido al lenguaje de la pintura… Valdivieso es de los que no se enrolaron en el ejército del informalismo expresionista. Quiso más ser él mismo que un triunfador por adscripción a la moda. Y no es que la moda fuese mala, sino que había muchos a los que la moda no les iba, y fueron honestos al no adoptarla».

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver Política de cookies
Privacidad